16 septiembre. Psiquiatría y Religiones.
Habiendo dedicado más media vida, como psiquiatra, a tratar y ayudar a enfermos mentales y personas con problemas psicológicos, paso a la jubilación y decido dedicar mi tiempo libre a pensar y escribir, lo que me obliga a racionalizar mis pensamientos para darles una forma coherente, y es, entonces, cuando tomo conciencia de mi ateismo, que ya practicaba desde hacía bastantes años.
Pero ahora es diferente. Como si hubiera salido de un oscuro túnel y descubriera la luz, me siento feliz, pero sufro pensando en esos millones de seres que se mantienen en aquel túnel, renunciando al goce pleno de esta vida en aras de asegurarse un digno espacio en la otra (inexistente).
Comprendo, como psiquiatra, que me he curado de un mal perverso que agobia a media humanidad. Las religiones tienen todas algo en común, y es que enajenan a sus fieles, que entregando su alma a dios, un dios inexistente, quedan despersonalizados creando seres clónicos, que obedecen a las mismas pautas éticas y conductuales.
Y aplicándolo a la religión católica, en la que me he criado, voy analizando sus diferentes principios.
Anatemizan a la razón, obligando a los fieles, a creer , ciegamente (esto es la fe), todo aquello que la Santa Iglesia decida, incluso aceptando el lema “Credo quia absurdum”, del Padre de la Iglesia Tertuliano (155-222).
Demonizan el sexo, fuente de goces y placeres y de la reproducción, hasta el extremo de convencer de que todo nuevo ser humano, nace en pecado, y se purifica con el bautismo. Y, a partir de ahí, cualquier acto sexual resulta un terrible pecado, que sólo será perdonado por el acto de la confesión ( a un sacerdote) seguido de la comunión, ya purificado, con dios.
Culpabilizan sus almas. Uno de los grandes poderes de la Iglesia se basa en la explotación del sentimiento de culpabilidad inculcado a sus fieles por sus muchos pecados. Estos pasan a ser peleles en manos de sus confesores, que los manipulan y estrujan transformándolos en simples siervos del Vaticano.
Fanatizan a sus fieles hasta exigirles la entrega de sus propias vidas. Recordemos “Las Cruzadas”, “Los mártires”, “La Inquisición”, o los millones de seres que, a lo largo de estos dos mil años, se han encerrado, voluntarios o condicionados, en conventos, claustros y monasterios, renunciando a sus vidas privadas y entregados a defender los intereses de Roma.
Estrujan sus bolsillos. La tela de araña, que también describió Vicente Blasco Ibañez (1867-1928)(en su obra “La araña negra”, extiende sus redes por todo el orbe, por los cinco continentes, encubriendo su labor de proselitismo con conceptos como Caridad, o Solidaridad. Ambas, caridad y solidaridad, condicionadas a cumplir las obligaciones del bautismo, confesión, comunión, etc….
Y dejo para otro día mis comentarios sobre otras religiones,: egipcias, griegas, romanas, judías, persas, hindúes, musulmanas, etc….
viernes, 17 de septiembre de 2010
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